martes, 23 de agosto de 2011

El vía crucis de un hospital


Es indeterminado el tiempo que puede pasar un paciente a la espera de fecha para cirugía. Falta de equipos, medicamentos e instrumentos necesarios son las causas de los retrasos


Por: Andreína Moros/TalCualDigital
Sufrir un accidente o necesitar una intervención quirúrgica para quienes no cuentan con un seguro privado que cubra la intervención en una clínica, es para los venezolanos toda una lotería. 

Desde que ocurre el accidente hasta ser llevado a quirófano, el paciente lidia con un extenso via crucis que puede implicar al menos mes y medio recluido a la espera del procedimiento.

Falta del equipo, medicamentos e instrumentos necesarios para la intervención, falta de condiciones mínimas en los espacios a utilizar, filtraciones, fallas del sistema eléctrico, inseguridad y paralizaciones de los trabajadores son algunas de las causas del retraso de las cirugías.

Un secreto a voces se ha convertido la situación, a sabiendas de lo que sucede tanto pacientes como familiares claman para "salir de eso rápido" y continuar el proceso de recuperación en la comodidad de sus hogares.

EN EL LUGAR Y MOMENTO INCORRECTO 
"Morir de mengua en el hospital Domingo Luciani...", así tituló el comunicador social, jefe de comunicaciones de la Universidad Católica Santa Rosa y profesor, Jesús Matheus Linares, el artículo en el que relata su agonía en el submundo al que se sumergió involuntariamente, tras ser impactado por un proyectil como consecuencia "del enfrentamiento entre un ex poli choro de Baruta y un Guardia Nacional a pleno medio día, al final de la avenida Baralt".

"A partir de ese momento, viví en carne propia, lo que es `el ruleteo’ por los hospitales: `Vargas’, `Militar’, `Pérez Carreño’ hasta finalmente anclar en El Llanito, en el Domingo Luciani", destacaba el Matheus.

Un mes y medio permaneció el periodista recluido en el referido hospital. Más de 40 días esperando se programara una cirugía para que se le extrajera la bala que se alojó en su pierna, intervención que fue pospuesta al menos en tres ocasiones, siendo "la cuarta, la vencida".

GRACIAS A LAS INFLUENCIAS 
Julio Montes subió a verificar una obra que realizaba un vecino amigo en su platabanda. Cuando bajaba "peló" un escalón y tuvo un aterrizaje forzoso que significó la fractura de la tibia y el peroné de su pierna izquierda. 

De inmediato fue trasladado al Hospital Pérez Carreño, donde no pudieron someterlo a la operación que requería de inmediato. Pasó 17 días en la emergencia del centro de salud, donde comprobó que los médicos trabajan con las uñas y son amenazados por los delincuentes. 

Luego de ese lapso fue pasado a una habitación y gracias a la intervención de unos médicos amigos fue operado, con resultados satisfactorios.

Agradece el trabajo de los médicos, pero resiente el tiempo en espera, lapso que le creó angustia por las consecuencias laborales que pudo tener. Señala también que significó gastos adicionales para sus familiares, quienes tenían que trasladarse al hospital para llevarle alimentos o medicinas.

CON LAS MANOS ATADAS 
Pedro Pérez, residente del Hospital Pérez Carreño, afirma que el retraso en la programación de las cirugías es algo "casi normal" en los centros de salud públicos venezolanos.

Según afirma el galeno, la falta de insumos, protestas laborales o fallas en la infraestructura atentan contra la programación que hace el hospital. Precisa que si no es una causa es la otra, a veces se acumulan varias, pero todo contribuye con que los pacientes pasen más tiempo del necesario recluido en los hospitales. Está consciente que eso afecta la salud de los enfermos pero se siente con los brazos atados.

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