jueves, 25 de agosto de 2011

La caída de un dictador


Factores como la carencia de libertades democráticas, la violación de los derechos humanos, la represión, la corrupción y la crisis económica han sido algunos de los elementos detonantes de la rebelión de las masas populares en Libia


Por: José Rafael López Padrino/TalCualDigital
La primavera árabe vuelve nuevamente al tapete del acontecer político mundial. Muy probablemente cuando esta nota salga publicada el régimen de Gadafi ya habrá llegado a su final. Ni la cruel y sanguinaria represión, ni los esfuerzos postreros de las naciones del ALBA (Plan de Paz) para auxiliar al moribundo dictador libio han evitado su estrepitosa caída.

Plan de Paz que paradójicamente no perseguía ninguna Paz, sino proporcionarle tiempo al genocida Gadafi para que continuara sus masacres en contra de su propio pueblo.

Factores como la carencia de libertades democráticas, la violación de los derechos humanos, la represión, la corrupción y la crisis económica han sido algunos de los elementos detonantes de la rebelión de las masas populares en Libia.

Con la caída de Gadafi, el tte coronel pierde a un aliado más de su selecto club de dictadores, que de paso, cada día ve disminuir su membresía. El iletrado de Miraflores y sus acólitos han ponderado al régimen de Gadafi como ejemplo revolucionario y anti-imperialista.

Sin embargo, la realidad es otra, Gadafi representó un proyecto populista y sanguinario que reprimió con saña a todo aquel que disentía de su política. Miles de estudiantes, trabajadores, militantes socialistas, fueron encarcelados, o simplemente asesinados en las mazmorras del régimen.

En cuanto al mito antiimperialista, si bien es cierto que el hoy defenestrado dictador nacionalizó el petróleo, con el pasar de los años revirtió dicha política nacionalista al entregar las riquezas petroleras a las grandes transnacionales energéticas.

La afirmación del iletrado de Miraflores de que los imperialistas desean cogerse el petróleo del territorio libio es una muestra más de la ignorancia o complicidad del tte coronel.

¿Cuál petróleo desean robarse los Estados Unidos y sus aliados, si ya es de ellos? Si no que le pregunten a las empresas OMV, British Petroleum, Statoil, Eni, Total, Repsol OneNinePetroleum, etc., que actualmente lo extraen del suelo libio.

Obviamente los halagos y solidaridad expresados por el tte coronel para con Gadafi no han sido fortuitos, responden a la identidad entre ambos modelos salpicados de megalomanía, caudillismo y culto a la personalidad.

Ello explica la decisión del cantinero de Miraflores de imponerle al sátrapa del desierto la Orden del Libertador (2009), máxima distinción que otorga la República, y regalarle una réplica de la espada del Libertador Bolívar.

Pero el autócrata criollo no se quedó allí sino que incluso comparó al bribón de Trípoli con la figura de nuestro Bolívar, al afirmar Gadafi es para Libia lo que Bolívar es para nosotros. El social-fascismo del siglo XXI es una simple reproducción caricaturesca de los moldes que Gadafi implantó en Libia durante su permanencia en el poder.

La complicidad con el régimen sanguinario de Gadafi ha sido inmoral. Solidarizarse con un vil asesino responsable del genocidio de su propio pueblo no tiene calificativo.

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